martes, 13 de noviembre de 2007

Reflexiones

La idea sobre el concepto de estado/nación, nos traslada hacia la producción de un espacio dotado de autonomía, donde cada país genera su propia identidad.

Dentro de la modernidad-mundo (globalización), observamos una situación donde las fronteras nacionales son superadas hacia un proceso de perdida de autonomía de los estados nacionales.

Con todo esto, afirmamos que la noción de espacio ha cambiado radicalmente hacia una idea de espacio mundializado. La cultura estaba enraizada en el medio físico que la contenía; áreas geográficas delimitadas y generadoras de identidad (construcción de un “nosotros y un “ellos).

Al romper con esta relación, la globalización nos invita a hablar sobre la desterritoralizacion del espacio. En la producción, la fabrica global; en la tecnología, los medios masivos de comunicación; y en la cultura, imaginarios colectivos transnacionales que desterritorializan los bienes culturales (films, música, historietas, etc.) y los productos (electrodomésticos, vestimenta, etc.)

La diferencia es producida socialmente, esto nos permite distinguirla de la idea de pluralismo. Por eso, desde aquí es donde nosotros nos aventuramos en decir que las diferencias también esconden relaciones de poder; la tarea es planteada en saber cuando la noción de diversidad cultural oculta la noción de desigualdad. Hablar de un mundo multicultural a nosotros nos parece engañoso. A la diversidad la vemos como diferente y desigual, por que las instancias y las instituciones que las construyen poseen distintas posiciones de poder y legitimidad.

Por esto, nos parece de suma importancia tener en cuenta las características del mundo globalizado que tienden constantemente a la concentración; es decir al monopolio de los medios de producción material y de sentido condensados por las organizaciones transnacionales. Igualmente consideramos que las relaciones de lucha no son lineales, dominantes y abarcativas completamente, sino que las reflexiones sobre la relación de desigualdad es una variable fundamental para comprender este proceso que se hace presente a toda hora y en todo lugar.

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El concepto de Lugar en la enseñanza

Maravillados y encandilados por las luces y el ritmo del shopping, desconocemos siquiera el barrio en que se localiza. Miramos las vidrieras sin que ningún letrero denuncie el "lugar" en el que nos encontramos.

Es que divagamos por un "no-lugar", por un espacio vacío de contenido, ausente de arraigo, sin geografía, ni historia... Y existen otros tantos "no lugares": las autopistas, los videos games, los cajeros automáticos, los grandes supermercados. Todos ellos son espacios de la postmodernidad: de intercambio, de circulación permanente, de consumo masivo, muchas veces de deterioro ambiental, de ruido...

Existen también otros "no lugares" menos postmodernos, pero igualmente resultantes del modelo hegemónico extendido en todo el territorio nacional:
- Las ciudades, pueblos y áreas inundadas de nuestro Litoral, testigos mudos de la imprevisión y de la ineficacia de las políticas ambientales y sociales argentinas. Antes eran lugares, asentamientos humanos; hoy son despiadados espejos de agua que sobre los pueblos fantasmas dejan asomar los techos de ranchos y caseríos y a sus pobladores resistiendo la envestida del agua. Todo un símbolo de la desolación, del no lugar y también de la pobreza.
- Los territorios de los ramales ferroviarios levantados luego de la privatización; antes, estaciones con historia que eran la cabecera de asentamientos vitales para el entorno rural; hoy, áreas expulsoras de población.
- Las ciudades de la desindustrialización: Sierra Grande, San Nicolás y muchas otras. Antes pujantes, hoy devastadas.
- Aquellos lugares que perdieron identidad por la realización de alguna obra de infraestructura monumental. Por ejemplo, el valle del río Limay, donde el bravío río emisario del lago Nahuel Huapi dibujaba su torrente entre los bosques en galería y el paisaje ruiniforme del "Valle Encantado". Actualmente, en parte de su recorrido, lo hemos "domado" con embalses que le han quitado su belleza paisajística otorgándole la quietud de los espejos de agua, la ausencia de la vegetación ahogada, el gris de los árboles resecos, la tristeza de la aridez.

¿Serán estos espacios sin identidad un itinerario hacia el fin de la geografía? No estamos hablando de la ciencia - ésta tiene mucho que hacer frente a la crisis ambiental, las desintegraciones territoriales, la globalización y la regionalización, etc. y no admite finales apocalípticos. Nos referimos a la geografía sustantiva: a la de las poblaciones y sus regiones, territorios y lugares.

La globalización actual, la mentada aldea global atenta contra la idea de lugar, de "un territorio al que se le asigne valor afectivo" y cultural y de sus vínculos: las redes locales a las que se superponen las redes intangibles, etéreas - al decir de Milton Santos - como las redes de la informática, de las comunicaciones instantáneas, del poder hegemónico. Redes que se transforman en puntos porque no hay vínculos. Distintas a las redes afluentes, secundarias, complementarias - como las que estructuran los caminos rurales, los ferrocarriles no troncales, etc. -, que articulan el territorio.

La Construcción del Lugar
El lugar es esa porción de espacio en donde se produce la simbiosis de los sentimientos personales con lo simbólico y lo colectivo. Al respecto, Entrinkin sostiene que el "lugar no es una colección de eventos y objetos observables, es más bien el receptáculo de significados" (Baylli, A., 1979)
El concepto de lugar está ligado a la experiencia individual, al sentido de pertenencia, a la localización concreta, al mapa mental.

Los conceptos espacio y lugar y sus conexiones son el centro de las indagaciones sobre el espacio cognitivo, noción que comienza a gestarse en lo individual ya que implica al cuerpo humano que coexiste con el espacio. "Es esta relación la que estructura y orienta la concepción y el comportamiento en el espacio; la percepción combinada y enriquecida por el pensamiento elabora su sentido." (Ostuni, 1992).

El lugar desde el punto de vista geográfico describe una localización espacial, pero también una experiencia humana y es un espacio que remite a un recorte territorial identificable sobre el que "cargamos ciertos valores" (Haggett, 1988).

El lugar se configura en la imagen que percibimos de la realidad que deviene de la información recibida de los "sistemas perceptivos" (visual, auditivo, táctil, olfativo) y que pasa por múltiples filtros psicológicos, mentales y culturales.
Según los geógrafos, lugar es el espacio vivido, el horizonte cotidiano, que tiene sentido de identidad y pertenencia.
Es el lugar de cada uno de nosotros. En consecuencia, para que el espacio sea lugar debe transformarse en algo esencial para las personas y, consecuentemente, podrá ser significativo y valorado en la enseñanza.

Marc Augé (1993) define al lugar según los antropólogos a aquellos espacios marcados y simbolizados por los grupos humanos, de los que se extrae una identidad individual y colectiva. Son lugares los monumentos, las obras de arte y las ciudades y - según nuestro criterio - también los paisajes naturales y culturales de fuerte personalidad y, por último, las regiones porque organizan el espacio y constituyen centros de significación y de contigüidad histórica. El lugar se define por su densidad técnica (grado de artificialidad), informacional (su propensión a entrar en relación con otros lugares y la realización concreta de esas interacciones) y la densidad comunicacional (relaciones entre los hombres y grupos sociales) como advierte Milton Santos (1996), pero también por su densidad cultural.

El Peligro que entraña el no-lugar
Mapuche: Mapu (tierra), che (gente). Gente de la tierra; así se denominaban nuestros aborígenes (...) "Ya no hay más lugar en este mundo para nosotros", decía una Chequepán explicando por qué no había tenido hijos y había dejado de tejer. Pellegrini. Gerónima (1990)
La experiencia del no lugar nos asocia a una percepción más o menos clara de la aceleración de la historia y del achicamiento del planeta, rasgos claves de la existencia social contemporánea.
Por otra parte, lo que se revela como importante hoy no es la estructura productiva sino la estructura del consumo. Lo que caracteriza hoy al escenario de la ciudad postmoderna son los shopping, las hamburgueserías y muchos otros "no lugares" semejantes (Galano, 1993). En las ciudades grandes y medianas, donde en América Latina vive el 70 % de la población, las simbólicas nacionales y étnicas están dejando de ser los principales referentes de identidad y de cohesión social.Entonces, aquí aparece un gran peligro que debemos identificar en la educación geográfica para superar. En oposición a la noción humanística de "lugar" proliferan en este fin de siglo los "no lugares". Se trata de espacios inlocalizables, dispersos, difusos. Localizaciones "propias para la circulación acelerada de personas y bienes (vías rápidas, empalmes de rutas, aeropuertos), como los medios de transporte mismos o los grandes centros comerciales (supermercados, video games, o también los campos de tránsito de los refugiados del planeta, incluyendo a los refugiados ambientales como, por ejemplo, los evacuados por las últimas inundaciones en la Argentina.) "Dos realidades complementarias pero distintas: los espacios constituidos con relación a ciertos fines (transporte, comercio, ocio) y la relación que los individuos mantienen con esos espacios" (Augé, 1993).

Los no lugares o "placeless" son espacios donde no hay identidad, ni vínculos, ni historia, ni geografía.
La lógica del no lugar es que uno nunca se detiene, por ejemplo, en el caso de una autopista o en el shopping en el que se practica el miniturismo recorriendo bienes de consumo, "comercios que son puestas en escena". La circulación es la característica de los no lugares, todo lo contrario a la noción de arraigo.

Las distintas escalas del "no lugar"
En la escala localEn las grandes metrópolis las personas experimentan pequeños enclaves, en sus itinerarios laborales, de consumo o entretenimiento. Se debilita la experiencia de lo urbano, la solidaridad y el sentido de pertenencia. En consecuencia la falta de identidad caracteriza a muchos de estos espacios a través de: la pérdida de la calle como elemento comunitario; la carencia de apropiación de la ciudad en su totalidad; la identificación a través de los medios masivos de comunicación sin traslado a otros lugares y sin intercambio personal.

Frente a este diagnóstico es posible decir que la conciencia territorial del medio urbano se ha perdido en las áreas metropolitanas y aun cuando aparezcan barrios o núcleos que poseen un nombre propio, sus residentes no han logrado la apropiación de ese espacio y muchas veces resulta difícil identificar el barrio a no ser por ciertos "hitos" e "itinerarios" que los distinguen.

Debemos reconceptualizar las funciones urbanas para enseñarlas, lo que significa pensar la ciudad informacional y no restringir su definición a aspectos sociodemográficos y espaciales sino también incluir lo cultural, lo comunicacional, la percepción y hasta lo imaginario como los "imaginarios urbanos" (García Canclini, 1997) que incluyen los mitos, las ficciones, las percepciones, los mapas mentales, muchas veces sectorizados de los grupos que la habitan que son signos intangibles de la identidad, formas de evocación, de orientación y de memoria.

En la escala nacionalMe atrevería a decir que espacios geográficos dilatados de la Argentina se han transformado en "no lugares": el Litoral inundado y su población desterritorializada, las ciudades fantasmas de la desindustrialización, la Patagonia olvidada, las corredores de los ramales ferroviarios abandonados, los ambientes desertizados, las tierras deforestadas, las periferias contaminadas y empobrecidas de los aglomerados urbanos y de ciertos reductos de los pauperizados en el mismo centro de las grandes ciudades, el "Interior" todo concebido por oposición a Buenos Aires, etc.

El lugar geográfico se corresponde con la democratización electoral y el mayor reconocimiento de los derechos individuales y el no lugar se aproxima a la dimensión sociocultural a través del agravamiento de la desigualdad y la precarización de la mayoría, del "despedazamiento del tejido social, la destrucción de las identidades colectivas y la apatía de enormes agregados sociales, especialmente del medio popular" (García Canclini, 1997).

La idea que proponemos y que estamos aplicando en la enseñanza de la geografía en nuestro país es que el concepto y las vivencias del lugar tiene que ser recuperado a través de la educación, y especialmente desde la geografía como disciplina escolar, que se inserta con sus nuevos enfoques en los procesos de transformación curricular latinoamericanos.
En la escala regional supranacionalEn otra escala geográfica también existe el no lugar en América Latina. "La antología de ensayos sobre literatura y política en América latina y el Caribe de Arcadio Díaz Quiñones reunidos en su libro 'La memoria rota' gira en torno de este interrogante fundamental: el no lugar, el sujeto tachado, la memoria rota, la no-identidad, las lenguas olvidadas, la historia negada, [la geografía perdida] como negativa condición fundamental y constituyente, centro sobre el que gravita una identidad histórica y una especie de destino. Se analiza la situación negativa de marginalidad absoluta de lo caribeño, pero bien podríamos hablar en estos mismos términos de muchos "lugares" en la Argentina y el MERCOSUR.

Más exactamente, se trata del problema de la ausencia del referente, de la liquidación del referente en la historia cultural latinoamericana. Alude a "la política del olvido"... "el problema central que se plantea es el no-lugar del Caribe como estilización del no-lugar de América Latina.

La amenaza de fragmentación es una categoría mayor que comprende los fenómenos de dominación postmodernos, transnacionales y pluriculturales y al que se debe oponer una estrategia de restauración de la memoria a partir de las ruinas" (Subirats, 1993).

En esta América Latina de los escenarios de la globalización el tema de la identidad. ¿Cómo podemos referirnos a los temas de integración regional, complementariedad, MERCOSUR, etc., en nuestras clases de geografía; si no ahondamos en la cuestión de la identidad de América Latina?

Algunas reflexiones en torno al lugar y la Educación goegráfica.
"Se trata, entonces, de repensar como pueden articularse de un modo equitativo y creador, la homogénea transnacionalización de los estilos de información y entretenimiento con las aspiraciones de continuidad de las culturas locales y nacionales. El problema es entender cómo se reorganizan las identidades distintivas de cada pueblo en procesos internacionales de segmentación e hibridación intercultural". (García Canclini, 1997)

El mundo que conocimos desapareció: implosionó. Tenemos que reconectarnos con los tiempos que vienen. Pero debemos hacerlo advertidos de los peligros de la postmodernidad y de la imprescindible reflexión teórica ante estos temas que influyen en la enseñanza.

El compromiso axiológico actual de la geografía como disciplina escolar es reconstruir la noción de lugar y asumir una postura ética y "de convicción que nos avale en la práctica de la enseñanza" (Ramón Sisti, 1993). Será necesario revalorizar todo aquello que forje la identidad. Lo contrario a los no lugares".

Debemos revalorizar el espacio cotidiano, pues él construye la identidad: el barrio, la calle, las ciudades, las comarcas, las regiones, los países y con ellos, el desarrollo local y el desarrollo sustentable a escala nacional.
Una idea compartida en la enseñanza de la geografía ha sido identificar los vínculos que arraigan al hombre a su lugar.

Cuando estos lazos son profundos y afectivos, otorgan estabilidad a las personas y al grupo. Por el contrario, la tendencia actual hacia los no lugares, hacia espacios inauténticos, uniformes, despersonalizados y sin carácter, produce fuertes tensiones especialmente en la población urbana, pero también en las vastas áreas rurales olvidadas.
Una forma de reafirmar el lugar es proponer sociedades y culturas donde no todo lo arbitre el mercado.
Es necesario repensar el Estado como garante de las necesidades humanas básicas y favorecer el surgimiento de múltiples iniciativas de la sociedad civil.

Para reconstruir el lugar
En la Educación Básica la geografía deberá acompañar al alumno en la construcción de su mapa mental, de la manera más cercana posible a la realidad y en concordancia con la evolución psicológica de la conceptualización del espacio, desde el espacio vivido al percibido y cognitivo.

La conexión entre los conceptos de espacio y lugar tiene un proceso de evolución. En consecuencia, es éste el proceso que hay que acompañar en los primeros ciclos (de 6 a 12 años) de la Educación Básica con contenidos adecuados y con una concepción constructivista.

Según estas apreciaciones deberían ser frecuentes las actividades que se realicen en el aula y en el entorno local para desarrollar en el alumno la capacidad de analizar sus imágenes espaciales, sus imaginarios urbanos y sus sentimientos hacia la ciudad, el barrio, el pueblo o el área rural en los que vive.
A pesar de todas estas bondades del estudio del entorno local, no debería verificarse una "sumisión al mandato de lo cercano que supone una empobrecedora reducción de los contenidos y temas de estudio". (Capel y Urteaga, 1989).

Se trata de relacionar lo local con lo nacional, lo regional y lo mundial en lo que se denomina "interjuego de escalas".
La geografía desarrollará en la educación básica el sentido espacial del niño a través de los mapas cognitivos o mentales que son modelos que se construyen a través de la experiencia. Se acompañará esta construcción del mapa mental con el desarrollo de la habilidad para la lectura de mapas y cartas geográficas, con observaciones y trabajos de campo y con imágenes satelitales que permiten una captación global de lo lejano.

En el tercer ciclo de la educación básica (13 a 15 años) la geografía estará en disposición de desplegar todo su bagaje conceptual y de procedimientos en bloques de contenidos que integren la realidad provincial, nacional y americana.

Existen una serie de preguntas que son esenciales para hacer frente al no-lugar en la enseñanza de la geografía (Estébanez, 1995):¿Cuáles son las experiencias significativas que poseemos de los lugares?¿Cómo experimentamos el sentido de pertenencia a un lugar?¿De qué modo a lo largo del tiempo varía nuestra actitud hacia los lugares y la naturaleza?¿Cómo surgen los lazos de afecto o de rechazo hacia lugares, paisajes y regiones?¿Cómo se convierte el espacio, concepto abstracto, en lugar, centro de significación personal o colectivo?
Estas preguntas pueden ser hipótesis de experiencias de aprendizaje significativas para docentes y alumnos junto a trabajos de campo, sensibilización con música y videos del lugar o los lugares en estudio, la elaboración de mapas mentales o cognitivos, juegos de simulación, etc.
A pesar del auge de la problemática ambiental "es muy poco lo que sabemos acerca de como se representan los alumnos el entorno desde el punto de vista espacial y todavía son muy poco frecuentes los trabajos que se realizan dentro del aula encaminados a desarrollar en el sujeto la capacidad de analizar sus imágenes y sentimientos hacia la ciudad, el barrio o el pueblo en el que vive" (Martín, 1989)

La geografía puede analizar el conocimiento que el niño tiene sobre los lugares a través de los mapas cognitivos o mentales que son modelos que se construyen a través de la experiencia."El mapa cognitivo es un constructo que abarca aquellos procesos que hacen posible que la gente adquiera, codifique, almacene, recuerde y manipule la información acerca de la naturaleza de su ambiente espacial. Permiten la representación espacial y la percepción ambiental". (Martín, 1989). Este mapa puede proveer una clave para entender algunas de las estructuras y procesos del comportamiento humano en el espacio.

El mapa mental constituye en el aula un recurso didáctico de gran riqueza porque nos permite conocer cómo perciben nuestros alumnos el espacio geográfico en distintas escalas.Ya en la enseñanza media será necesario que recuperar las geografías conocidas, reconstruir la noción de lugar en un mundo postmoderno de "redes intangibles" y "aldea global". Será entonces imprescindible comprender la unidad propia del planeta y la diversidad característica de los lugares siendo que ningún lugar puede escapar al proceso conjunto de globalización y fragmentación, de individualización y regionalización. Tal como se propone en los nuevos contenidos de la educación geográfica en Argentina.
Como dijera Milton Santos el territorio es algo significativo de una extensión apropiada. Tiene exclusividad, límite e identidad. Una relación biunívoca entre el hombre y el medio que crea una identidad. Está compuesto por una multiplicidad de lugares y sus vínculos por áreas plenas de contenido.
Los temas centrales de la geografía actual según Haggett son (1989): el desafío del medio ambiente, la respuesta ecológica humana y los mosaicos, las jerarquías y las tensiones regionales. Y para estudiarlos, comprenderlos y analizarlos la RECONSTRUCCION de la noción de lugar en la educación geográfica es medular.

* Por Lic. Diana Durán Geógrafa Fundación Educambiente